Almacenamiento lleno

Creo que tener menos almacenamiento es mejor; no sugiero que tengas poco, sino lo realmente necesario. La idea es tan sencilla y a la vez tan compleja que la dividiré dos partes: problema y solución.

  1. Problema: el almacenamiento cuesta más de lo que piensas.

  2. Solución: tienes que eliminar todo lo que no sirve (coming soon).

Si eres un lector frecuente, para este punto ya habrás podido adelantarte e intuir que este problema de “almacenamiento lleno” no solo aplica a dispositivos electrónicos como memorias, discos duros o nubes digiales, sino que también aplica a espacios físicos con cosas y espacios mentales con ideas, pensamientos y emociones.

El almacenamiento cuesta más de lo que piensas.

1. El costo directo del almacenamiento

El primer costo obvio de tener más almacenamiento es que cada GB extra tiene un precio. No es gratis querer almacenar más gigabytes, y eso tiene un impacto muy tangible en tu economía. Cuando he ido a renovar mi iPhone, siempre me quedo boquiabierto al ver cuánto cuesta el almacenamiento adicional. La foto adjunta muestra el iPhone 16e; vemos cómo cada 128 GB extra cuesta $2,500. 128 GB pueden ser demasiado para algunos, hay gente que ni siquiera utiliza 30 GB, pero para otros como yo, que se la viven tomando fotos y grabando chingo de videos, tendremos que pagar bastante por esos GB adicionales para no tener el problema de "almacenamiento lleno."

Cuando recién me adentré en este mundo de la fotografía, me di cuenta de que el almacenamiento iba a ser uno de mis mayor enemigos. Las fotos pesan sus buenos GB, y todo eso se traduce en costo. ¿Quieres una laptop con más almacenamiento? Paga más. ¿Quieres discos duros con mejor capacidad? Paga más. ¿Quieres almacenar tus datos en la nube? Paga más.

Nada es gratis cuando se trata de almacenamiento, así que piensate dos veces qué tan bondadoso eres al usarlo.

Las plataformas digitales tales como Google Photos y Apple iCloud han identificado muy bien esta necesidad. Te hacen pensar que no tienes que eliminar nada si tan solo tuvieras el espacio suficiente, por lo que te ofrecen una nube digital. Y ahí empieza el ciclo. Primero, te sale el típico mensaje de “almacenamiento lleno” y, para no batallar, decides pagar por más espacio. Luego, como ya no te preocupa quedarte sin GB, sigues guardando todo sin filtro: fotos borrosas, videos repetidos, capturas inútiles. La acumulación crece y postergas la tarea de borrar lo innecesario, porque ahora “tienes espacio”. Pero entre más guardas, más desorden hay, más difícil se vuelve organizar y borrar lo innecesario. Vuelves a llenar ese espacio, te ofrecen otro plan más caro, y sin darte cuenta ya estás pagando mes tras mes por cosas que ni usas. Ojo, no digo que no hagas backup en una nube, digo que tengas cuidado de esclavizarte de ella.

2. El costo de la búsqueda

El segundo costo tiene que ver con el tiempo que pierdes buscando cosas. Cuanto más almacenas, más complicado y tardado se vuelve encontrar lo que realmente necesitas. Imagina que tienes una cantidad de archivos infinitos en tu celular ¿Cuántas veces has pasado más de 10 minutos buscando una foto específica entre miles que ni recuerdas tener? Eso es tiempo que no puedes recuperar, y un estrés que se suma innecesariamente.

Tengo como 13,110 fotos. Mi hermano, apenas unas 1,000. ¿A quién crees que le costará más encontrar una foto específica?


3. El costo de mantener las cosas

Otro costo, y uno que a veces no pensamos, es que el simple hecho de tener cosas conlleva nuevas responsabilidades y preocupaciones. Todo lo que almacenamos implica un cuidado. En teoría, si guardamos algo es porque nos importa, aunque sea tantito, y eso basta para que exista una preocupación constante por preservarlo. No importa si es una foto, un archivo o un objeto físico.

Por ejemplo, si tienes un anillo valioso, ya no solo es tenerlo, ahora también tienes que preocuparte porque no se raye, porque no se pierda, porque no te lo roben. Solo por el hecho de existir en tu vida, ya consume espacio mental. Si piensas lo contrario, hazte esta pregunta: ¿qué sentirías y qué pasaría si pierdes tu celular con todas esas memorias sin respaldar? Exacto.

Y así, cada cosa almacenada se convierte en algo más que “guardar”… se convierte en algo que cuidar.

4. El costo de oportunidad

Si alguna vez te has quedado sin espacio en tu celular justo cuando el concierto de tu banda favorita llega a su clímax, sabes perfectamente lo que significa el costo de oportunidad.

Quieres grabar ese momento épico, pero el teléfono te avisa que estás lleno: 256/256 GB. Te frustra porque lo vas a vivir, pero no lo vas a poder guardar. Y todo por no haber borrado antes esas tontas screenshots, o las mil fotos del trabajo o de la escuela que ya ni te importan. Esa oportunidad de capturar un instante único se perdió, no por falta de ganas, sino por falta de espacio.

Para no extender de más este blog, me limité a hablar de lo digital, pero te invito a pensar cuál sería la analogía para las cosas físicas y mentales. ¿Qué pasa cuando tienes demasiadas cosas en un espacio limitado? ¿Qué sucede cuando cargas con demasiados pensamientos, emociones e ideas? Como bien mencioné, el almacenamiento cuesta más de lo que solemos pensar y, a veces, nos lo tomamos muy a la ligera.

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